La cirrosis es una enfermedad crónica del hígado de gravedad que resulta irreversible. Se produce cuando, debido a un daño crónico del hígado, el tejido que lo conforma comienza a cicatrizar y el funcionamiento del órgano se compromete de manera importante.
Clínicamente esta condición se manifiesta de muchas formas, por ello es común que muchos pacientes de riesgo se pregunten cuáles son los síntomas de la cirrosis y las principales señales que delatan su presencia. Por eso en unComo.com te explicamos con detalle cómo se manifiesta la cirrosis, sus causas y los cambios que deben realizarse para prolongar la vida del paciente.
La cirrosis es una consecuencia final e irreversible producida por un daño hepático crónico que no cuenta con tratamiento posible. Las causas más comunes de este padecimiento son:
- Alcoholismo
- Infección por hepatitis B
- Infección por hepatitis C
Además de las patologías anteriores, existen algunas causas menos comunes que llevan al desarrollo de cirrosis:
- Esteatosis hepática no alcohólica, es decir hígado graso no ocasionado por el consumo de alcohol sino por una dieta rica en grasa. Este padecimiento es común en personas con sobrepeso y obesidad.
- Hepatitis autoinmunitaria.
- Trastornos biliares.
- Enfermedades hepáticas hereditarias.
La cirrosis hepática es una enfermedad asintomática al comienzo, esto quiere decir que no se presentarán señales de su existencia y en muchas ocasiones la condición se descubre cuando se realizan exámenes de rutina. Aquellas personas con hepatitis B, C, alcoholismo o hígado graso deben estar al pendiente de la evolución de su condición por contar con una posibilidad importante de desarrollar esta enfermedad.
Los primeros síntomas de la cirrosis pueden abarcar:
- Fatiga y debilidad general
- Pérdida del apetito y reducción del peso corporal
- Dolor e inflamación abdominal
- Náuseas
- Aparición de vasos sanguíneos con forma de arañas en la piel
Si la condición comienza a avanzar sin ser detectada el hígado comenzará a fallar y se presentarán síntomas como:
- Coloración amarilla en los ojos y la piel, conocida como ictericia
- Palmas de las manos rojas
- Aparición de morados frecuentes y sangrado excesivo ante cualquier lesión
- Heces pálidas o de color arcilla
- Acumulación de líquido en las piernas
- Acumulación del líquido en el abdomen
- Los hombres pueden presentar problemas de erección, reducción en el tamaño de los testículos y aumento del pecho
- Dificultad para pensar y concentrarse
Ante estas manifestaciones de la cirrosis es básico acudir a un médico, especialmente si se pertenece a los grupos de riesgo: personas con enfermedades hepáticas, y pacientes con alcoholismo u obesidad. Para confirmar el diagnóstico de cirrosis hepática el médico podrá realizar las siguientes pruebas:
- Exploración física en búsqueda de señales como la ictericia, palmas de las manos enrojecidas, acumulación de líquido en el abdomen y/o las piernas, arañas vasculares.
- Exámenes de sangre para determinar la función hepática.
- Exámenes especiales para detectar daño hepático como la tomografía computarizada, la resonancia magnética o la ecografía abdominal o una endoscopia.
- En algunos casos se puede llevar a cabo una biopsia de hígado para confirmar en diagnóstico y detectar o descartar la presencia de células cancerosas.
La cirrosis hepática es una enfermedad crónica, lo que quiere decir que no tiene cura. A pesar de ello es básico llevar a cabo importantes cambios en el estilo de vida con la finalidad de disminuir el avance del daño en el hígado, algunas recomendaciones son:
- Llevar una dieta saludable libre de grasa y baja en sodio. En casos de obesidad se recomienda perder peso para mejorar las expectativas de vida del paciente.
- Abandonar por completo el alcohol, recomendación imprescindible en pacientes alcohólicos.
- Se recomienda la vacunación contra condiciones como la hepatitis A, B, el neumococo o la neumonía.
- Es importante conversar con el especialista acerca de todos los medicamentos, suplementos, hierbas y plantas medicinales que se ingieren ya que todas estas pueden afectar el hígado.
- Ingerir los medicamentos recomendados por el especialista con el fin de controlar la retención de líquidos y mejorar algunos de los síntomas de la cirrosis.
- Seguir los tratamientos recomendados para reducir las varices, la acumulación de líquido en el abdomen o tratar problemas de salud derivados de esta patología.
Este artículo es meramente informativo, en unCOMO no tenemos facultad para recetar ningún tratamiento médico ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a acudir a un médico en el caso de presentar cualquier tipo de condición o malestar.
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