El trastorno pasivo–agresivo de la personalidad ocurre con mucha frecuencia en niños que en casa no tienen unos criterios claros de educación y sus padres suelen tener una relación tensa. O niños que se sienten inseguros a causa de la llegada de un nuevo miembro familiar. En general, en casa suelen haber ambientes poco favorables para su buen desarrollo emocional. Pero, ¿cómo saber si mi hijo tiene el trastorno pasivo-agresivo de la personalidad? En uncomo.com queremos orientarte a saber las características que muestran estos niños y niñas.
Los niños que padecen el trastorno pasivo-agresivo de la personalidad son niños inquietos, irritables, impacientes y agresivos.
Asimismo, estos niños tienen un humor muy variable y muchos comportamientos impredecibles.
Los niños con trastorno pasivo-agresivo de la personalidad suelen tomar una actitud oposicionista y desafiante con sus padres y en ocasiones con los profesores del colegio o con la figura adulta en general.
Algunos pueden establecer una relación muy dependiente, reclamando de forma constante atención y cariño.
Por otro lado, aquellos niños que padecen trastorno pasivo-agresivo de la personalidad se muestran dependientes y absorbentes con sus amigos, lo que puede provocar un deterioro y ruptura de las relaciones.
Este trastorno se asocia frecuentemente con trastornos depresivos, especialmente con el trastorno distímico, con fobias, con el trastorno de ansiedad generalizada, con trastornos somatomorfos y con cualquier tipo de trastorno orgánico de carácter psicosomático.
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