El trastorno pasivo – agresivo se caracteriza por la asociación de la pasividad con la agresividad y viceversa. Se manifiesta por la apatía y desinterés generalizados con ausencia casi completa de estímulos y alicientes, añadiendo un cierto rechazo a las normas establecidas, poca fuerza de voluntad, ausencia del sentido del deber y escasa capacidad para organizarse, todo esto hace que este tipo de personas no realicen o lo hagan mal, cualquier tarea que se les pueda encomendar.
Es un trastorno poco escuchado en nuestra sociedad pero más común de lo que nos pensamos. Muchas personas lo padecen sin saberlo y sin estar diagnosticados. ¿Nosotros mismos podríamos tener rasgos de personas pasivo – agresivas?, ¿Conocemos a personas que puedan sufrir este trastorno en nuestro entorno? En uncomo.com te orientamos a cómo identificar el trastorno pasivo – agresivo de la personalidad.
En el trabajo suelen ser ineficaces, dejando sus obligaciones para otro momento, perdiendo el tiempo, olvidándose de las tareas, siendo despistados y comportándose sin responsabilidad. Las personas con trastorno pasivo - agresivo de la personalidad, en ocasiones hacen las cosas mal apropósito para que no se les vuelva a encargar algo que no les gusta o que creen que no tiene que ver con ellos.
Quienes padecen del trastorno pasivo - agresivo rechazan cualquier actividad o responsabilidad nueva, o la sabotean hasta que se libran de ella. Tampoco colaboran en los equipos encontrando siempre fallos en las propuestas de los demás. Tildan a sus jefes/profesores y/o compañeros de incompetentes, injustos, autoritarios y desconsiderados.
Intentan culpar a los demás de sus fallos y errores, criticando y acusando de forma deliberada.
La personas pasivo - agresivas con frecuencia se sienten discriminados pensando que siempre se trata mejor a los demás que a ellos mismos, provocando sentimientos de hostilidad, envidia, rencor y resentimiento. Las comparaciones y los sentimientos negativos hacen que siempre estén criticando a los demás, mostrándose escépticos, cínicos y sarcásticos.
Acostumbran a discutir, creando conflictos, comportándose con agresividad verbal sin llegar nunca al terreno físico. Expresan de forma impulsiva sus emociones, con explosiones descontroladas de rabia que pueden ir continuadas por ira y llanto.
Quienes sufren del trastorno pasivo- agresivo de personalidad, tienen reacciones de cólera a causa de su agresividad contenida y sale a la luz cuando alguien les recrimina su conducta. Acompañando normalmente y de forma posterior, por sentimientos de culpa.
Normalmente se caracterizan por tener actitudes arrogantes, amenazantes y desafiantes pero en el fondo son inseguros, tienen baja autoestima y una elevada necesidad de autoafirmación.
Quienes padecen el trastorno pasivo - agresivo de la personalidad, acostumbran a sentirse descontentos de sí mismos y consideran que las personas de su alrededor no les valoran, sintiéndose incomprendidos. Son pesimistas provocando que su irritabilidad y agresividad se alterne con bajones de estado de ánimo dentro de contextos de tensión e inestabilidad emocional.
Dependen excesivamente de otras personas, aunque hagan poco caso de los consejos y opiniones que les puedan dar. Discuten con frecuencia, pero intentan no romper las relaciones con las personas que conocen. Cuando se dan cuenta que han forzado mucho la situación, hacen todo lo posible para calmar a la otra persona. Les prometen que no volverá a suceder y recurren a todo lo posible para conseguir que les perdonen y no rompan definitivamente con ellos. Por esto sus relaciones son mucho más duraderas de lo que puede parecer a primera vista desde fuera de su círculo.
Se suelen mostrar impacientes y con baja tolerancia a la frustración, alterándose con facilidad. Son susceptibles e interpretan que los demás les provocan, reaccionando de forma agresiva. Son imprevisibles.
Las personas pasivo - agresivas siempre están insatisfechos, viviendo constantemente en un estado de intranquilidad y agitación interior. Muestran su descontento quejándose por todo y protestando, acabando con la paciencia de los demás y afianzando así su sentimiento de amargura e incomprensión. A menudo se quejan de su mala suerte y que toda su vida ha sido un fracaso pensando que no vale la pena esforzarse por nada.
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