Cómo afecta a los hijos tener un padre con trastorno obsesivo compulsivo

Cómo afecta a los hijos tener un padre con trastorno obsesivo compulsivo

El papel de los padres influye en cualquier hijo/a de cualquier familia, porque es esencial para formar y educar a los niños como personas equilibradas y autosuficientes. Para ello hay que dedicar mucho tiempo, esfuerzo, paciencia, cariño y mucha inteligencia emocional, algo que los padres deben de tener muy en cuenta de cara a la educación de sus hijos en casa.

Pero, ¿qué ocurre cuándo los padres también padecen el TOC?? En unComo.com te explicamos cómo afecta a los hijos tener un padre con trastorno obsesivo compulsivo.

¿Cómo son los padres?

Los padres que padecen el trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad, son padres exigentes, que castigan con dureza y sin flexibilidad al hijo cuando se porta mal o no cumple con sus expectativas, las cuales acostumbran a ser excesivas e inalcanzables para un niño.

Por ejemplo si el niño saca un bien en una asignatura del colegio, el padre le exige un notable, si saca un notable le exige un sobresaliente, si saca un sobresaliente, le exige una matricula de honor, y si saca la matricula de honor, le recuerda constantemente que no debe dejar de esforzarse para ser siempre el mejor.

¿Qué reacción provoca en sus hijos esta actitud?

Esta actitud por parte de los progenitores provoca al niño reacciones diferentes:

  • Rebelarse contra el padre o madre y evolucionar hacia un trastorno disocial o un trastorno negativista desafiante, que son los precedentes para un trastorno antisocial de la personalidad.
  • Someterse y aceptar la actitud de los padres, intentando responder de forma casi obsesiva a las exigencias de estos. Si consiguen cumplirlas se sienten bien consigo mismos, si no lo consiguen, asumen las críticas de sus padres, y lo que es peor, aprenden a criticarse cruelmente a ellos mismos, estableciéndose una fuerte baja autoestima.

¿Qué pasa con los hijos que se somenten a unos padres exigentes?

Para responder a esta pregunta, aunque estemos dentro del contexto del trastorno obsesivo compulsivo, sirve para cualquier familia que los padres sean exigentes de forma abusiva con sus hijos.

Estos niños intentan responder a las exigencias paternas y ser lo que sus padres esperan de ellos. Los progenitores siendo perfeccionistas y manipuladores, les establecen unas normas severamente rígidas y delimitadas, teniendo los padres más claro lo que sus hijos no pueden hacer y lo que deben hacer. Aquello que sus hijos pueden hacer queda olvidado, lo cual limita la capacidad de iniciativas del niño y su toma de decisiones queda mermada, creándole una personalidad insegura.

¿Qué pasa cuando los padres exigentes además controlan y sobreprotegen a sus hijos?

Cuándo esto ocurre, estos padres con TOC tienden a dirigir todos los pasos de sus hijos tanto en decisiones, elecciones, comportamientos e incluso el estado de ánimo. Esto ocurre hasta que el hijo es relativamente mayor.

Esta actitud educativa conlleva a que los niños/as se sientan excesivamente responsables y maduros para su edad sin que lo sientan como algo propio.

Antes o después estos niños se dan cuenta que no son ellos mimos, si no que son el reflejo de lo que sus padres querían que fuesen, lo cual les hace sentirse falsos consigo mismos.

Muchos, al ser ésta la única manera de aprendizaje que conocen, hacen suyas estas actitudes intolerantes, estrictas, inflexibles y se vuelven severos como sus padres, transmitiendo de una generación a otra estas características de la personalidad, y en ocasiones el trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad.

¿Cómo evitar que los niños acaben siendo personas inseguras, indecisas y sin autoestima?

Dejándolos crecer.

En ocasiones, las frustraciones de los padres se enfocan en la actitud que muestran hacia sus hijos, y estos, en lugar de recibir un apoyo emocional y equilibrado reciben que no son capaces de nada sin que sus padres estén encima de ellos todo el tiempo, criticando lo que hacen mal y olvidándose de lo que hacen bien o de sus progresos. Y no es así.

A los niños hay que dejarles hacer, experimentar y equivocarse. Si se equivocan no pasa nada, no hay que frustrarse ni frustrarlos a ellos. La equivocación es el mejor proceso de aprendizaje.

Y los padres deben acompañarlos en el proceso de aprendizaje, animándolos a que la próxima vez seguro que lo harán mejor si ponen empeño.

Este artículo es meramente informativo, en unCOMO no tenemos facultad para recetar ningún tratamiento médico ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a acudir a un médico en el caso de presentar cualquier tipo de condición o malestar.

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